Resumen: Maluja Pelandruja es una bruja perversa
como todas las brujas que existían. El día de su cumpleaños quería hacer algo
que nadie olvidaría jamás, removió el hechizo de dentro de la cacerola con su
escoba. La cacerola era tan grande que no podía removerlo con otro artilugio,
la bruja subida a un banco de repente resbaló y cayó dentro de la cacerola con
el hechizo. Se puso tan enferma que conjuró un hechizo para ir al médico, un
búho muy viejo conocedor de todos los males, que le recomendó que deshiciera todos
los males que había provocado o caería más enferma.
La condición de Maluja Pelandruja es ser bruja y las brujas
no son amables con nadie le dijo al búho. Un día un caballo con cara de niño se
comía el portal de la bruja, ésta enfadada y finalmente comenzó a seguir el
consejo del médico. Para deshacer su hechizo debía depositar una pata sobre una
tortuga y para su asombro la tortuga estaba en un árbol, con cara de gato, pues
también había sido hechizada y no podían quitarse el hechizo.
La propuesta de la bruja, cada vez en peor estado, fue que
tirase de las orejas un conejo y cuando salieron y lo encontraron era una niña
también embrujada. Regresaron a casa de la bruja comiéndosela y esta ya estaba
peor que peor y les mandó con los delfines. De esta manera la niña volvió a ser
quien era, el niño igual y el gato tiró de las orejas a un conejo amigo de la
niña antes coneja.
Valoración crítica: de forma clara y precisa voy a
relatar mi desagrado total con esta obra. No le veo el fin didáctico que pueda
tener para los niños, ni tampoco una moraleja. Puede ser por mi poca cultura
literaria ya que me resultan más útiles aquellos libros con moraleja. La
moraleja, si la hay en este libro, es muy pobre y no le da suficiente peso. Las
ilustraciones por parte de Irma Gruenholz son muy reales pero ese es su
problema, que son demasiado reales. No me entra en la cabeza que pueda haber un
niño con cuerpo de caballo pero con cara de niño, me resalta demasiado y no me
resulta agradable de ver. Lo mismo sucede con el gato hecho tortuga y la niña
hecha coneja. No veo ningún aspecto
positivo de la obra, ni el texto siquiera, pues repetía en demasiadas ocasiones
las mezclas de animales con personas, por ejemplo: el conejo que en realidad es
una niña, la tortuga que en realidad es un gato y el caballo que en realidad es
un niño.
Fdo: Adrián Amado